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La Declaración Universal de los Archivos
afirma que los archivos conservan
un patrimonio único e irremplazable y reconoce el
rol del archivero como profesional
capacitado para realizar
su selección. El Código de Ética del ICA, por su parte, asevera
que el archivero es responsable del patrimonio documental de la Humanidad
y que al evaluar los documentos,
debe considerar el contexto
de producción y el interés
para la investigación.
Los documentos digitales, las actuales políticas de acceso a la información, el open data, los portales
web, las nuevas tecnologías
en general, abrieron otros
campos al archivero y
lo enfrentan a desafíos
diferentes y a nuevas responsabilidades que van desde
la gestión y la explotación
de la información hasta
la participación en las políticas
de difusión y en las industrias
culturales. Sin embargo, no dejan
de ser los responsables de la ejecución de los procesos técnicos necesarios para que el documento o la información lleguen al usuario.
La evaluación es una de las funciones archivísticas
esenciales del proceso
de gestión documental, no solo porque el aumento de los documentos generados en los últimos años torna inevitable
la destrucción de un porcentaje
de ellos al cabo de un cierto
tiempo, sino porque de la decisión que tome dependerá la constitución del patrimonio
documental y, por ende, la formación
de la memoria colectiva.
De allí la importancia de la elección
del método y los criterios
a aplicar.
Se debe considerar el contexto
de producción, la naturaleza
del documento, el soporte y los costos de conservación, pero también el interés del usuario, los nuevos usos de
la información y las diferentes
formas de acceso, sin olvidar de garantizar la autenticidad de la información
que se brinda.
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Scientific contribution:
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Se trata de una investigación
descriptiva / explicativa que propone una reflexión teórica acerca del rol del archivero
y sus funciones como gestor de información y como formador de memoria,
los retos que le imponen las nuevas tecnologías y su participación en el sector de las industrias
culturales, sin desmedro
de su responsabilidad ante los procesos técnicos tradicionales.
Se plantea una aproximación al
perfil que debe tener
el archivero actual en lo que concierne
la evaluación de los documentos,
ya que su responsabilidad se ha acrecentado
debido a que la tecnología
digital y todo lo que ella involucra le exige otros
conocimientos y experiencias.
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