Este pasado mes de marzo me impresionó una noticia: los Mossos d'Esquadra desmantelaban en un pueblo vecino una distribuidora de libros, música y material de ideología nazi. Se trataba de un punto de distribución desde el cual se difundían, entre otros objetos, fanzines y compactos de música en los cuales se divulgaban mensajes ideológicos que promueven el odio, la discriminación y negaban el Holocausto.
Promover el olvido para seguidamente tergiversar los hechos históricos ha sido una línea recurrente de la derecha antidemocrática y xenófoba de la Europa contemporánea. Difícilmente se habrían producido en el siglo pasado dos guerras mundiales, en su origen ambas europeas, sin el trabajo sistemático de las ideologías que usan como instrumento la discriminación y la confrontación entre pueblos y razas.
La cultura y la educación, la investigación científica de nuestro pasado y la voluntad de divulgarla son la mejor vacuna del mal de la xenofobia; mal que desgraciadamente no tiene una cura permanente y que precisa constantemente el tomarse la medicina para no contagiarse.
Las comunidades judías catalanas a lo largo de la historia tuvieron momentos esplendorosos, cuanto más tolerante era la sociedad que las acogía y de la cual ellas formaban parte. Pero también fueron víctimas de la persecución y las conversiones forzadas hasta llegar al decreto de expulsión de 1492.
El Centro Bonastruc es una brillante contribución, una gran idea consolidada con perseverancia, del compromiso de nuestra ciudad con los valores de la concordia y la defensa de los valores de la hermandad entre los pueblos. También es un reconocimiento de nuestro pasado, con sus claroscuros, para afianzar un presente donde tenemos que estar vigilantes y combativos contra todo brote de xenofobia y racismo.
Sr. Joan Olóriz
Teniente de alcalde del Ayuntamiento de Girona
Concejal de Servicios Sociales y Juventud