Las relaciones entre las culturas del mundo deben ser ventanas abiertas por donde entran nuevas formas de vivir - Sam Abrams
La hospitalidad entiende el encuentro con la otra persona como un acontecimiento, una oportunidad i una fiesta; nunca como un problema - Ryszard Kapuscinski
Estamos en el ecuador del Año Europeo del Diálogo Intercultural. La realidad social está cambiando en los países que formamos Europa, el fenómeno de la globalización y del desarrollo de las tecnologías de la comunicación, configuran unos nuevos escenarios de encuentro y diálogo entre culturas.
El diálogo intercultural, antes que nada, es un diálogo con una intencionalidad: construir colectivamente, construir conjuntamente.
Los movimientos sociales migratorios recientes nos están reforzando la urgencia de crear modelos y experiencias de dialogo intercultural. Estamos construyendo un mundo donde la diversidad está presente en cada esquina. Es necesario hacer aflorar las diversidades de las culturas receptoras y sumarlas a las diversidades de las culturas de llegada. Porque la diversidad cultural es una riqueza con criterios de sostenibilidad. La uniformidad cultural es un peligro porque disminuye el pool informativo que acumula una sociedad y la hace más vulnerable ante las incertidumbres del futuro.
El diálogo intercultural va mucho más allá de un ejercicio intelectual de compartir mesas redondas, exposiciones o páginas de un libro. Si no va acompañado de vivencias y experiencias que pasen por el corazón, difícilmente se creará un diálogo constructivo, será tan sólo una construcción teórica.
La interculturalidad ha sido posible a lo largo de la historia. En diversas épocas y espacios han coexistido y dialogado culturas. Tenemos ejemplos claros en los años de convivencia entre cristianos, judíos y musulmanes en el territorio español. La armonía no ha sido posible cuando una cultura ha querido imponerse a las otras. Quien sabe si no deberíamos rescatar momentos históricos y experiencias logradas que puedan ser ejemplos para nuestro presente.
Tenemos retos interculturales a los que debemos dar respuestas colectivas: en educación, los espacios públicos, el mundo de la cultura, en el trabajo, la convivencia en los barrios,...en definitiva, en todos los ámbitos ciudadanos. Debemos promover las competencias interculturales de toda ciudadanía y crear unas redes que generen más cohesión social y convivencia. Necesitamos afrontar una nueva cosmovisión ciudadana que nos integre a unos y otros en una sociedad plural y diversa.
La Cooperación y Solidaridad son dos ejes básicos que deben guiar las políticas municipales, que pueden generar ventanas abiertas para crear espacios de igualdad y cohesión social, dónde el dialogo intercultural sea plenamente posible.
Maria Núria Terés
Concejala delegada de Educación y Cooperación del Ayuntamiento de Girona